En 1854 se le pagaron a Manuel Lucena 220 reales por la restauración de un “cuadro antiguo de la Anunciación” para ponerlo en la capilla. Este se conserva hoy en día en la sala capitular de la cofradía. En el inventario de 1852 consta en la sacristía como “un cuadro antiguo de nácar muy viejo”.
Se trata de una tabla con incrustaciones de nácar que representa la alegoría de la Encarnación, destacando su rico marco con emblemas marianos. El origen del cuadro es mexicano, donde a estas obras se les denomina “enconchados”. Esta técnica mexicana, en la que a veces se utiliza polvo de oro para la creación de algunos colores, fraguó definitivamente a finales del 1600 y primeras décadas del XVIII, por lo que el cuadro se puede fechar entre 1690 y 1730.
La composición se puede relacionar con la de un grabado de Goltzius de hacia 1580 que representa los seis profetas de la Anunciación. Fue limpiado y restaurado a finales del siglo XX por María Jesús Barroso García de Leyaristy.