En junio de 1934 se comunicó a los hermanos que Vicente Rodríguez-Caso tenía terminada la nueva imagen de la Virgen María. Posteriormente se celebró un Cabildo General Extraordinario, el 15 de abril del año 1935, en el que se aprobó por unanimidad el cambio de la imagen de la virgen, que fue donada por el Hermano Mayor José Marañón Giménez de Aragón.
La nueva imagen mariana (178 cm), está considerada como una de las mejores Dolorosas del siglo XX, cumpliendo a la perfección su papel dentro del barroco conjunto que talló Pedro Roldán. Para tal circunstancia, se nota el total conocimiento que tenía su autor sobre las demás imágenes del Misterio.
Es una imagen de candelero para vestir, realizada en madera policromada, carente de lágrimas y pestañas postizas. Los ojos están tallados y pintados sobre la propia madera. Posee un rostro maduro, es decir, representando la edad real de la Virgen María durante la Pasión y Muerte de su hijo Jesús, realizado con gran plasticidad y volúmenes acusados. Eleva su mirada hacía el cuerpo muerto de su hijo.