La imagen del Dulce Nombre de Jesús es de madera tallada y policromada (80 cm de altura). Se atribuye con fundamento a Jerónimo Hernández, aun cuando en tiempos pasados se tuvo por obra de Martínez Montañés. La fecha de realización debe de situarse entre 1572 y 1582. Esta imagen se viene relacionando con el niño Jesús que pintó Villegas Marmolejo para el ático del retablo de la Visitación, en la Catedral de Sevilla. La imagen es de una extraordinaria belleza y se convirtió en una de las máximas aportaciones iconográficas de Jerónimo Hernández en el manierismo sevillano y modelo del que derivaron las distintas versiones del siglo XVII. Se nos muestra en actitud de bendecir con su mano derecha, mientras con la siniestra porta la cruz. Al igual que la del Resucitado, propiedad de la hermandad, acusa un marcado contraposto y en comparación con la figura atlética de este último, se patentiza una anatomía claramente infantil, pero sin perder el canon alargado del que resulta una esbelta silueta. La imagen del Dulce Nombre de Jesús fue elogiada prontamente, como lo demuestran las palabras de fray Francisco de Solórzano en su historia manuscrita del monasterio de San Pablo, redactada en 1625: “es una hechura singular, con un semblante sumamente devoto y penitente cuando se viste de Pasión y muy alegre y agraciado en tiempo de Gloria, que parece ser distinto siendo uno mismo”.